Un líder que medita gana: Por qué silenciarte vale más que muchas reuniones

En este momento, en algún lugar del mundo, un líder está sentado en silencio, respirando hondo, cortando el caos con la mente calma, mientras tú te ahogas en un mar de correos o la ausencia de ellos, propuestas sin respuesta y reuniones y estrés mal manejado que no te llevan a nada. No es casualidad que ese líder esté ganando —proyectos que avanzan, equipos que fluyen, decisiones que funcionan y por encima de todo: Calma, bienestar y ejemplo para su equipo. Y tú sigas atrapado en el mismo círculo de siempre. El 80% de tus juntas son un desperdicio, y lo sientes en los huesos (o las nalgas). ¿La diferencia? Parece que él sabe algo que tú no: el silencio no es un lujo, es una herramienta. Yo lo conocía; pero no lo sabía, ha sido en el transcurrir de mi vida en un monasterio, y que cada día le doy más valor, lo he visto salvar personas, lo que llevará a salvar empresas, cargos, puestos de trabajo y por ende familias, al borde de crisis y despidos . El líder que medita no sobrevive ¡Vive!, se lidera, y se domina.

No te hablo de escaparte al otro lado del mundo, a cuevas, ashram, una montaña con túnica, oliendo a palosanto y pronunciando frases en lenguas muertas. Te hablo de parar la máquina antes de que te triture. Hace 4 años soy estudiante y monje en Escuela Gelva, acá el silencio no es invitación, es terapia, práctica y necesario e introductorio a la meditación, para alcanzar todo lo que se quiera en esta vida. Sin animo de ponerme muy teórico, diré que en principio es un observador, un testigo, que observa y escucha los demás ruidos, que con su desarrollo, aprende a dejar pasar lo que sirve, y dejar a un lado lo que no. Y con el tiempo, tiende a mejorar.

En los negocios, donde todos van a prisa, vociferando respuestas, justificaciones, excusas y órdenes que a veces ni siquiera se entienden. El que se detiene a escuchar —a sí mismo, a su gente, al pulso del momento— se lleva el juego. Esto no es poesía barata; es un método que he probado en mi mismo, con pacientes, familiares, amigos, compañeros de camino, y últimamente con líderes en talleres como los que ofrecemos desde Hackoi. Menos agotamiento, más claridad, decisiones que no se negocian y por ende resultados favorables.

El silencio que corta el nudo

¿Cuántas veces has terminado una reunión con la cabeza hecha un nudo y las manos vacías? No es responsabilidad de tu equipo; es tu ruido. Meditar no es huir, es detenerte aún estando en el ojo del huracán y salir con respuestas. Uno, dos o tres minutos al día —sí, tres y no más— puedes empezar a cambiar las reglas. Siéntate, respira ¡solo respira!. Al inicio no será meditación, será ver y hacer parte del caos, verás los pensamientos y los recuerdos y te unirás a ellos, notarás que estás pensando, recordarás que estabas sentado, respirando, y de nuevo. No buscas el nirvana; buscas ventaja ¡y la calma, siempre es una ventaja!

Enfoca la mente; la mente es distraída, pica aquí y pica allá, abierta y dispersa. Queremos que se enfoque. La mente enfoca su potencial y lo reparte entre 50 cosas a la vez. Si pudiera poner el 100% de mi mente en una sola idea !wow! Es volverse “mono neuronal” poder enfocar a una sola idea sin distraerse de esa idea. Un líder que medita no solo huele las oportunidades donde otros ven humo ¡las crea! Encuentra el talento que otros pisan y decide mientras otros se quedan en excusas y dudan. Ellos se pierden en ver problemas, él ve oportunidades y ya está actuando.

Empresas que sangran por no parar

Si piensas que esto es para hippies, raritos o soñadores nueva era, revisa tu balance. El estrés desbordado y la pérdida de salud física, mental y emocional de tu equipo, líderes y el tuyo no es gratis: Errores que cuestan y duelen, equipos que se apagan; y hasta obedecer les cuesta, ideas que nunca arrancan y se acumulan, etc. Mentes que no paran, pero tampoco crean; agotándose hasta quebrarse. Estoy seguro que todos conocemos muchos, muchos emprendedores y empleados que rezan letanías de “estoy enredado” “no tengo tiempo” “Necesito más horas del día“. Cuando podemos hacer algo mejor ¡parar! y con la práctica, salir con planes que valen algo más que el dolor, hasta que un día valgan oro. Manten seguido la práctica de minutos de silencio. No es un truco místico; es sentido común. El silencio barre la mesa, y una mesa limpia ve lo que una llena de trastos nunca podrá. Tu empresa no necesita más horas; necesita más quietud.

Tres minutos para ganar

No me vengas con “estoy muy ocupado”. Haz esto mañana:

  1. Toma la decisión de parar, comunica tu decisión y define horarios para hacerlo, NO NEGOCIES.
  2. Crea un hueco de tiempo y allí haz tu espacio. y tu puesto de trabajo tambien funciona.
  3. Respira concientemente. Observa como respiras, infla el abdomen al inhalar, desinflalo al exhalar, lento, sin correr.
  4. Deja que la tormenta pase. Los pensamientos vienen, pon un solo pensamiento, uno solo “Se que estoy aquí / Sigo aquì” “Acepto / Entrego”. Puedes ponerte más fino: “AUM” o “Amo lo que soy Soy lo que amo”
  5. Y mientras vienen los pensamientos déjalos ir, no los agarres.
    Pruébalo antes de tu próxima jugada importante. Sentirás cómo el ruido se quiebra y lo que importa brilla. No será en la primer semana, no sera en la segunda, pero pasará. Esto no es postureo de redes; es un atajo de monje que te pone adelante.

Tu jugada

El líder que medita no se une a la manada. Mientras los demás giran en el torbellino, tú cortas el camino. ¿Vas a seguir atrapado en el ruido que no te lleva a nada o vas a probar algo que sí funciona? Escribe a info@hackoi.com si quieres que llevemos este filo a tu equipo. Porque el silencio no es débil; es poder. Y el poder gana.

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